El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, no participó el miércoles pasado en el debate general sobre sanidad en el Parlamento. Escuchó a su consejero, se ausentó cuando empezó la oposición, se subió a su despacho en la Cámara para “cumplir con la agenda de gestión” y se incorporó sobre las 10 de la noche a la hora de votar. Hoy ha tenido que contestar a cinco preguntas sobre el mismo asunto. Y Moreno ha salido al ataque, acusando a la oposición de “reventar el sistema de salud” para sacar votos y ha contado que hay “radiólogos que han recibido amenazas verbales” y de ahí ha pasado a vaticinar que “algún día vamos a llegar a una amenaza violenta”.
Moreno, que en sus casi siete años de gobierno no ha tenido ninguna crisis digna de ese nombre, está pasando por su peor momento político a ocho meses de las elecciones, a raíz de los fallos en el cribado de cáncer de mama, en el que no se informó a las mujeres con diagnósticos sospechosos o no concluyentes del resultado de sus pruebas. La Fiscalía Superior de Andalucía ha abierto una investigación. Moreno, como el día anterior su consejero de Sanidad, Antonio Sanz, sigue sin dar detalles de lo que ha pasado. Cuatro son las preguntas de los grupos: qué ha pasado, por qué, a cuántas mujeres y en qué hospitales.
El 1 de octubre, la consejera dimitida dijo que había “tres o cuatro casos”, pero 12 horas después el Gobierno andaluz reconoció que eran justo 2.000 —no 2.037, o 2.148, o 1.975 o 3.467—, el 90%, en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Y esa ausencia de explicaciones deja a los grupos parlamentarios un terreno inmenso para marcar a Moreno al que acusan de “ocultación”.
El 21 de octubre, la asociación Amama, de mujeres andaluzas víctimas de cáncer de mama, presentó un escrito en la Fiscalía pidiendo que investigue la supuesta desaparición de historiales médicos de los distintos sistemas de información y gestión que utiliza el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para publicar las pruebas diagnósticas. El consejero de Sanidad salió poco después a desmentirlo y pidió a Amama que “dejara “de lanzar infundios”. Después se supo que hubo una caída del sistema informático que impedía acceder a las pruebas diagnósticas en la aplicación ClicSalud+ y Sanz tuvo un error de libro al comparar esta caída con lo que “le pasó a Amazon, o miren ustedes el concierto de La Oreja de Van Gogh, que había tanta gente que se cayó el sistema también”. En esta crisis sanitaria está no solo lo ocurrido con los cribados, sino también la gestión de la misma —el presidente reconoció que no había sido informado— y una política de comunicación que ha puesto a Moreno en el centro de la diana.
Y en esto ha salido la portavoz de Por Andalucía, Inma Nieto, con la imagen de una mamografía en la mano. “Esta es la teta de Anabel. Y esta era la mamografía que aparecía en su historial clínico antes de que se cayera el sistema, como el de la venta de entradas de un concierto. Con su lesión marcada y el nombre del facultativo que la vio. Y esta es la mamografía que ha reaparecido en su historial: sin el círculo de la lesión y sin el nombre del profesional. Ya dirán los tribunales lo que ha pasado, los rastros y demás, porque decían ayer que tocar una historia deja rastro”.
Lo que ha dicho Nieto en sede parlamentaria —y que contaba con la autorización de la persona afectada— ha indignado a Moreno. “¿Está diciendo lo que usted acaba de decir en sede parlamentaria? Acaba de acusar a algunos de los 130.000 profesionales de manipular los datos. Por tanto, si solo tienen los profesionales acceso, significa que usted está diciendo que alguien le ha dado una orden a algunos profesionales y los profesionales se han prestado. Dejen de deteriorar la imagen de los profesionales sanitarios, dejen de manipular. ¡Ya está bien! Todo no vale”, ha contestado el presidente. Sanidad asegura que la información clínica en Diraya (el sistema que se usa en el SAS como soporte de la historia clínica) no se elimina, salvo por mandato legal.
Moreno ha acusado a Por Andalucía de echar “toneladas basura” sobre los profesionales, mientras que Nieto le ha pronosticado el fin “del personaje Juanma”. “Usted ya es Bonilla, su imagen se ha diluido”, le ha dicho.
La misma estrategia ha seguido el presidente andaluz con otros portavoces, sin aportar información sobre lo ocurrido. Al diputado del Grupo Mixto-Adelante Andalucía, José Ignacio García, lo ha acusado de “manipular con el objetivo de deteriorar al Gobierno”, cuando este le ha acusado de “mentir y de esconderse y no dar la cara” en la crisis sanitaria.
La socialista María Márquez le ha reprochado su ausencia en el debate general —en realidad Moreno no está obligado a comparecer—, de “atacar las mujeres y de ser una vergüenza nacional” como Mazón. “Hay que dar explicaciones. ¿Por qué hay casos en otras provincias con otros cribados? Digan las cifras”, le ha insistido. En su réplica, el presidente andaluz ha usado la fórmula comodín de los reproches a Pedro Sánchez y a la gestión de la candidata socialista María Jesús Montero cuando era consejera de Salud.