El Madrid reconquista el clásico

El Madrid reconquista el clásico

Se leen mejor los posos del fútbol que los del café. Los del primer clásico de Xabi Alonso en el banquillo del Real Madrid resultaron nítidos. Festejó el final con los puños apretados, los brazos en alto, la mirada al graderío. Casi un título. Detrás de él asomaba la secuela de la trifulca que había cortado la Policía Nacional unos minutos antes entre los banquillos, con Vinicius en la vanguardia, una vez regresó con su equipo después de irse enfadadísimo cuando fue sustituido en el 72 después de una muy buena faena. Fue un clásico de una intensidad altísima, condimentado con ingredientes de los de antes, como los vaciles de Lamine, al que Vinicius despidió con gestos sobre su elocuencia. Muchas cuentas pendientes, muchas urgencias también en el Madrid por enviar un mensaje en una gran cita, por romper la serie de cuatro derrotas seguidas del curso pasado. Lo logró contra un Barça diezmado por las bajas y al que distanció en cinco puntos en la Liga.

RMA
2
Thibaut Courtois, Federico Valverde (Dani Carvajal, min. 71), Dean Huijsen, Álvaro Carreras, Éder Militão, Aurélien Tchouaméni, Jude Bellingham (Dani Ceballos, min. 89), Vinícius Júnior (Rodrygo, min. 71), Eduardo Camavinga, Arda Güler (Brahim Díaz, min. 65) y Kylian Mbappé (Gonzalo García, min. 90)
BCN
1
Wojciech Szczesny, Alejandro Balde (Gerard Martín, min. 96), Jules Koundé, Pau Cubarsí (Roony Bardghji, min. 82), Eric García (Ronald Araujo, min. 73), Pedri, Marcus Rashford, Fermín López, Frenkie de Jong, Lamine Yamal y Ferran Torres (Marc Casadó, min. 73)
Goles 1-0 min. 21: Kylian Mbappe. 1-1 min. 37: Fermín. 2-1 min. 42: Jude Bellingham Arbitro
Tarjetas amarillas Federico Valverde (min. 22), Pedri (min. 41), Dean Huijsen (min. 56), Fermín (min. 98), Andriy Lunin (min. 100), Eder Militao (min. 100)
Tarjetas rojas Pedri (min. 99)

Todo eso estaba en los posos, en el desahogo de frustraciones, en el alivio arrebatado de Xabi, después de un partido en el que el Real empujó y ahogó al Barcelona, pero no terminó de hundirlo. Incluso acabó algo desfondado, muy cerca de su área, despejando centros que buscaban al recurso límite de Araujo emplazado como delantero centro. El Madrid achicó agua al final, pero también dispuso de contras para terminar de despachar a los azulgrana.

Desde el comienzo, el Real tradujo la necesidad aguda con la que llegaba en una de esas descargas guitarreras del rock and roll que tanto gustan al Bernabéu. Una melodía muy alejada de la languidez con la que se vio atropellado en el Metropolitano. Se movía agitado por una corriente de alto voltaje que hacía todo muy difícil al Barcelona. Le costaba salir, casi no encontraba a Lamine, apenas le funcionaba la trampa del fuera de juego. El calambrazo del Madrid minimizó a los azulgrana.

Xabi retocó la idea con la que venía operando. Prescindió de Mastantuono, o de un sustituto más o menos equivalente como Brahim, e introdujo a Camavinga. Pero no para enviar a Güler a la derecha como en el derbi, sino que por ahí situó al francés en ataque. Era una especie de rombo, con Tchouameni en la base, el turco en la izquierda, Camavinga en la derecha y en la punta, Bellingham, que solía retroceder para colocarse aún más a la derecha.

Así se lanzaron a cortar los circuitos de salida del Barcelona, con Güler llevando la bandera de la presión, enérgico, duro en el choque, pie firme en el corte. El turco ha añadido la crudeza del duelo a la exquisitez de sus pasos de baile y al veneno de los pases filtrados. Se vaciaba él y no lo hacía solo. Acompañaban Mbappé y Vinicius. Y todos los demás. Era un ejercicio gremial ajustado como pocas veces que privaba al Barcelona de una de sus esencias, la relación con la pelota.

De cuando en cuando, entre respiro y respiro, Pedri y De Jong conseguían reconectarse, tocar despacio, bajar las pulsaciones, coger aire. El Barça regresaba así al orden después de los momentos de pánico, estructurado a partir del pase, medio aturdido aún por las descargas del Madrid, un pequeño enjambre sobre cada rival. Sobre todo, encima de Lamine Yamal, diana de todo: de los silbidos de la grada en cada balón. También de la vigilancia en el campo, donde volvió a encontrarse a Carreras, que tanto le apretó en sus partidos con el Benfica. El lateral izquierdo logró también desdibujar al 10 en su primera cita y la grada celebraba cada duelo en que se imponía. En realidad, cualquier duelo en cualquier zona del campo. Como los de Militão con Ferran. El brasileño fue un gigante, un tirano.

También sucedieron las cosas de siempre. Mbappé marcó después de aprovechar un robo de Güler y todo quedó en suspenso a la espera del VAR. En Las Rozas detectaron el meñique del pie derecho del francés adelantado y el gol se esfumó. Volvió a marcar aprovechando un pase filtrado de Bellingham. Volvió a celebrar y volvió a esperar. Esta vez era correcto y sucedió algo insólito: la grada celebró el saque de centro del Barça, el sello definitivo de la validez del tanto, el alivio final.

El Madrid siguió descargando el torrente, pero entonces Güler sufrió una desconexión frente al área de Courtois. Dudó, le birlaron el balón y Fermín acabó marcando. El Barça se había encontrado con el empate. Pero el pelotón de Xabi no aflojó. Siguió apretando, siguió recuperando arriba, siguió percutiendo. Vinicius alcanzó la línea de fondo, centró al segundo palo, Militão tocó con la cabeza y Bellingham remachó. El clásico era otra vez del inglés, como fueron los de su primer curso. Sonó de nuevo el Hey Jude.

El rock and roll empezó a atenuarse cuando Szcesny le detuvo un penalti a Mbappé, que había acertado en sus cinco lanzamientos anteriores esta temporada. No solo por el fallo, la ocasión perdida del 3-1; también por la fatiga del derroche. El Barça encontró por fin espacios para tocar, para planear un ataque, para acercarse a Courtois. Reapareció Pedri, en la base y también entre líneas, y el Real reculó hacia Courtois. Xabi trató de refrescar a su equipo y Vinicius, que seguía produciendo, se incendió al ver su número.

Desde el otro banquillo entraron Casadó, Roony y Araujo, que acabó el partido clavado como nueve. Encontraron por fin el balón, pero el Madrid se apretó bien atrás, como lo había hecho hacia delante. Y así tumbó por fin al Barça después de tanta frustración y se alejó en la cabeza de la Liga.

Clasificación
Clasificación PT PJ PG PE PP 1 RMA 27 10 9 0 1 2 BCN 22 10 7 1 2 3 VLL 20 10 6 2 2 4 ESP 18 10 5 3 2 5 ATM 16 9 4 4 1
Clasificación PT PJ PG PE PP 1 RMA 27 10 9 0 1 2 BCN 22 10 7 1 2 3 VLL 20 10 6 2 2 4 ESP 18 10 5 3 2 5 ATM 16 9 4 4 1

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